10 Horas

Iba a empezarlos a aburrir con esta historia acerca de que amo hacer lo mismo cada día, una especie de obsesión o de vida aburrida y monótona, pero estoy seguro que eso está demás.

Termino mi semana y aunque por disposición legal tenga derecho a pasar el viernes con “El mediano” (Matt luego de una historia que más adelante les contaré) con límite de 8:00 de la noche, la realidad es que me encadenado las primeras 10 horas de mi día frente a una computadora en la oficina de donde justo al terminar mi jornada laboral, enredado entre cables y dejando papeles al aire, salgo corriendo, huyendo de todo y en dirección a la casa de mi Matt, es la única forma en la que alcanzo a echar la cena con él una hora cada viernes; En un principio caminábamos en la oscuridad, lo echaba al hombro y pasábamos al campo, contábamos algunas historias para luego caer en cualquier taquería para cenar lo que hubiera. Luego llegó el tiempo en que se acomodó en la casa de papá y empezó a pedir ver al abuelo de la moto, empezamos a viajar entonces cada noche de viernes para cenar con el abuelo media hora o quizá un poco más, hay momentos en los que nos sentimos temerarios y rompemos algunas reglas con los tiempos.

Sábados de universidad, la paso en clases de 9 a 9 y de ahí, nuestros domingos, nuestras 10 horas de domingo, las más esperadas. Si algo jamás pude haber pensado, era el hecho de tener un hijo al que vería solo este tiempo; y aunque en la vida mi misión es trabajar mucho estos años para que en unos más pueda existir una mejor conciliación con mis tiempos, ahora son solo 10 horas las que nos unen.

Buscamos nuestro tiempo, platicamos un poco, jugamos más, procuro no discutir con él, contamos algunas historias, conocemos gente, algunas tardes jugamos con los primos, otras son de paseos extremos por los mantenimientos de algunas calles cercanas a casa, paramos a ver la maquinaria con la que trabajan, sonrisas, lamidas, baños y algunas veces siesta.

Negociamos en la comida, a veces el cine por la tarde, otras, tardes de flojera, ¿Tarea del kínder? según la maestra y su amá, no hay, no existen, confieso que una pregunta vuelve cada domingo… ¿Cómo deben llevarse estos días con un hijo al que has deseado ver toda la semana y no sabes si debes estar pegado a él las 10 horas disponibles o dejarlo ser en libertad? nos damos nuestros tiempos, así es como nosotros intentamos hacer que funcione.

Al final del día y justo a las 7 pm. Debe ir a casa de Mamá. No son batallas, se ha acostumbrado a que así son las cosas, aunque cada domingo un “Quiero quedarme” hace más dramática la partida, nos despedimos, nos recomendamos algunas cosas, baja la mirada, algunas veces solloza, algunas otras simplemente lo olvida y corre a seguir divirtiéndose con su mamita, todas las veces son difíciles, todas quedan vacías, a esperas de nuestras nuevas 10 horas.